Por: Nixon de Vera
Uno de los himnos que nos gusta cantar es el clásico “¡Oh, qué Salvador!”, escrito por la renombrada Fanny J. Crosby.
El coro dice:
“Me escondo en la Roca que es Cristo, el Señor
Y allí nada ya temeré;
Me escondo en la Roca, que es mi Salvador,
Y en él siempre confiaré.”*
Aparentemente, la autora se inspiró en la experiencia de Moisés en el Sinaí, según se relata en el libro de Éxodo. En mi caso particular, no entendía del todo la letra de este himno. Entonces decidí tomar una vieja, amada y ya gastada Biblia que heredé de mi fallecido padre y, con la ayuda de la Concordancia Strong de la Biblia realicé una exégesis de la
narrativa de las Escrituras.
Me emocioné
El pasaje principal que se relaciona con este himno en particular se encuentra en Éxodo 33:21, 22:
“Luego dijo Jehová: Aquí hay un lugar junto a mí. Tú estarás sobre la peña, y cuando pase mi gloria, yo te podré en la hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado”.
Tengo que admitir que este pasaje produce un efecto asombroso sobre mí. A pesar de ello, creo que lo que se destaca del resto (al menos para mí) tiene que ver con la posibilidad de percibir “la gloria de Dios”.
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