Sábado 16º de Octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Samuel 14:6-13, 24-26; 18; 19; 31:1-7; 2 Samuel 1:5-12; 2 Reyes 6:8-17.
PARA MEMORIZAR:
“Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” (1 Samuel 14:6)
POR DIVERSAS RAZONES, JONATÁN, como hijo privilegiado, debía haber sido un joven malcriado, egoísta, que creyera que le debían todo a él. Y ¿por qué no? Era el hijo mayor del primer rey de Israel. Era popular y bien amado, buen orador y un líder militar de primera línea. Por las normas del mundo, lo tenía todo. Había nacido para “ser grande”.
No obstante, el Cielo usa una vara diferente para lo que es grande, y Jonatán fue uno de los pocos hombres dispuestos a dar la espalda a lo que el mundo considera grande y buscar una clase diferente de grandeza, la de Dios.
De la vida de Jonatán aprendemos a evaluar nuestras vidas con los ojos del Cielo. ¿Cuándo una vida es grande y valiosa? ¿Cuáles cosas son importantes en este mundo y cuáles no lo son?
La historia de Jonatán nos ayuda a contestar estas preguntas. También nos dice que, si queremos, podemos ser grandes a los ojos de Dios, sin tomar en cuenta dónde nacimos, quiénes son nuestros padres, y cuánta riqueza y talentos tenemos
Continua en Escuela Sabática de "Conexión Adventista"
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