Aunque no todos lo reconocen, la resurrección de Jesús cambió nuestro destino.
¿Ha entrado la muerte como intrusa en tu hogar, ignorando las cerraduras de tus puertas y ventanas, arrebatando a un ser querido y dejando un asiento vacío? Déjame hablarte acerca del día cuando nunca más habrá un asiento vacío. Toma tu Biblia y mantente en sintonía.
Todo el cielo estaba mirando. Los habitantes de otros mundos estaban observando. No se necesitaban telescopios. Con una visión perfecta miraban a través de la inmensidad del espacio, a través de los pasillos saturados de estrellas, más allá de las innumerables galaxias. Fijaban sus ojos en un pequeño y aparentemente insignificante planeta.
El foco de su atención era una tumba en un jardín. En esa tumba, labrada en la roca, que atraía sus corazones, yacía el Hijo de Dios. Aquel en quien estaba la vida original, no derivada, descansaba en la tumba. No sin causa había un extraño e indescriptible vacío en el universo de Dios......
El foco de su atención era una tumba en un jardín. En esa tumba, labrada en la roca, que atraía sus corazones, yacía el Hijo de Dios. Aquel en quien estaba la vida original, no derivada, descansaba en la tumba. No sin causa había un extraño e indescriptible vacío en el universo de Dios......
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