Lo que aprendí de las tragedias personales
En ocasiones solemos recordar maravillosas promesas bíblicas como el Salmo 91:11, 12: «Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra». No obstante, ¿se ha preguntado alguna vez: DÓNDE ESTUVIERON LOS ÁNGELES?
Cinco tragedias personales
Mi querida esposa Betty y yo hemos estado en cinco grandes accidentes de automóvil, y todos nos causaron heridas severas:
1. El primero sucedió cuando, arrodillado en la oscuridad, trataba de instalar cadenas a las ruedas de nuestro vehículo, mientras Betty sostenía la luz. De repente, un automóvil patinó, me golpeó y me hizo volar por encima de mi automóvil hasta un montículo. El otro automóvil desapareció, y yo quedé muy golpeado. Mientras estaba en el hospital, no pude sino preguntarme: ¿Por qué no me protegieron los ángeles en esa situación?
2. En la autopista de Alaska, que entonces era un camino de grava escasamente transitado, nuestro automóvil dio varias vueltas y terminó contra unas rocas. Sufrimos heridas y el vehículo quedó destruido, pero lo que más nos preocupaban eran los niños. Ronald, de tres años, no se quejaba, pero Harvey, de solo uno, estaba herido y no dejaba de gritar. La ayuda médica estaba a más de trescientos kilómetros, y nadie pudo sacarnos de allí durante dos días.
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