"Pero el mayor de ellos es el amor» (1 Cor. 13: 13)."
Se lo menciona y se lo comenta desde hace siglos en ambientes religiosos, y parece que “huele a incienso”. Pero no es necesariamente una práctica religiosa.
Es también un principio activo en el mundo “secular”. Se manifiesta en la iglesia pero, con frecuencia, se manifiesta fuera de sus muros, en el corazón de la sociedad, y muchas veces en el anonimato.
Es también un principio activo en el mundo “secular”. Se manifiesta en la iglesia pero, con frecuencia, se manifiesta fuera de sus muros, en el corazón de la sociedad, y muchas veces en el anonimato.
Me refiero al poder que mueve a la acción bondadosa y solidaria de una persona a favor de otra.
Me refiero al amor, pero al amor ágape, considerado como el más noble y generoso. Se manifiesta en el acto personal y altruista que fluye de la iniciativa voluntaria y generosa.
Este amor pretende el bien del otro y lo procura. Pone en movimiento lo mejor de lo que somos,
de lo que sabemos y de lo que tenemos y siempre al servicio de los demás. Es el amor inteligente y sabio en acción, un principio que viene de Arriba y que origina y ofrece vida aquí abajo.
Para intentar comprender algo de la naturaleza de este amor hay que buscar su génesis en Dios mismo. Él es su origen y su originador.
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