El infierno es una doctrina bíblica, pero ¿qué clase de infierno? ¿Un lugar donde los pecadores impenitentes arden para siempre y sufren dolor conscientemente en un fuego que nunca termina? ¿O un juicio penal mediante el cual Dios aniquila a los pecadores y el pecado para siempre?
Tradicionalmente, a lo largo de los siglos, las iglesias y los predicadores han enseñado categóricamente la idea de que el infierno es un tormento eterno. Pero en tiempos recientes, raramente oímos los viejos sermones de “fuego y azufre”, aun por parte de predicadores fundamentalistas, los que teóricamente todavía podrían estar comprometidos con dicha creencia. Su reticencia en predicar sobre el tormento eterno muy probablemente no se debe a la falta de integridad en proclamar una verdad impopular, sino a su aversión a predicar una doctrina que encuentran difícil de creer. Después de todo, ¿cómo es posible que el Dios que tanto amó al mundo que envió a su Hijo unigénito para salvar a los pecadores pueda también ser un Dios que tortura a la gente (aun al peor de los pecadores) para siempre, por el tiempo sin fin? ¿Cómo puede Dios ser un Dios de amor y justicia y sin embargo atormentar a los pecadores para siempre en un infierno ardiente?.........
Samuele Bacchiocchi (Ph.D., Pontificia Universita Gregoriana) es un profesor de religión en la Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan, E.U.A. Este artículo está basado en un capítulo de su nuevo libro Immortality or Resurrection? A Biblical Study on Human Nature and Destiny (Berrien Springs, Michigan: Biblical Perspectives, 1997). Su dirección postal es: 4990 Appian Way; Berrien Springs, Michigan 49103; E.U.A.
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