“Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano” (Mateo 18:15, VP).
América González hace un esfuerzo para levantarse a la mañana. Tiene dolorido todo el cuerpo y la cara llena de moretones. La noche pasada, Correa, su esposo, se puso furioso y le propinó una nueva paliza. Mirándose al espejo, coloca gran cantidad de maquillaje sobre los hematomas y zonas inflamadas, cambiando la raya del pelo para tapar el ojo amoratado, a fin de mostrar una imagen más presentable al cumplir sus tareas de mucama en el hotel donde trabaja.
José está furioso; Ricardo, su compañero de trabajo, ha presentado un proyecto al consejo directivo de la empresa donde trabajan los dos, recibiendo importantes reconocimientos y un incremento del sueldo. La ira de José es causada porque él es el verdadero autor de la propuesta presentada por Ricardo, que le refiriera en un momento de amigable conversación. José vive pensando cómo vengarse de su colega y cobrarse el escamoteo sufrido.
Gladis recibió una llamada anónima que le informó que Raúl, su esposo, la engañaba con su secretaria. Cuando Raúl regresó del trabajo, lo confrontó con las evidencias del engaño y él admitió la infidelidad. Fue una experiencia traumática para el matrimonio. Después de varias semanas de terapia conjunta y mucho diálogo, lograron superar la crisis. Aunque la experiencia fue muy dolorosa, ambos reconocen que contribuyó a fortalecer el matrimonio........
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