"El Camino a la Fe"
Sábado 5 de Noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 3:21-25; Levítico. 18:5; Romanos 3:9-19; 1 Corintios 9:20; Romanos 3:1, 2; 8:1-4.
“Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes” (Gál. 3:22).
LAS PALOMAS MENSAJERAS TIENEN CAPACIDAD para volar centenares de kilómetros por día y llegar a su destino con exactitud asombrosa. No obstante, aun las mejores mensajeras pueden a veces desorientarse y no regresar nunca a su punto de partida. Esto sucedió en Inglaterra, cuando unas veinte mil aves (cuyo valor era de más de seiscientos mil dólares) nunca regresaron a sus palomares. La razón de ello todavía es desconocida.
La mayoría de nosotros hemos estado desorientados o perdidos. Eso nos llenó de temor y de ansiedad; y también pudo llevarnos al pánico.
Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual. Aun después de aceptar a Cristo, podemos perdernos o, incluso, desorientarnos hasta el punto de no retornar a Dios.
Sin embargo, la buena noticia es que Dios no nos ha dejado solos. Nos ha dado un mapa del camino de la fe, como se revela en el evangelio, y ese sendero incluye la Ley. Muchos separan la Ley del evangelio; y algunos hasta los ven contradictorios. Esta percepción es equivocada y puede tener consecuencias trágicas. Sin la Ley, no tendríamos evangelio. Es difícil comprender el evangelio sin la Ley
LAS PALOMAS MENSAJERAS TIENEN CAPACIDAD para volar centenares de kilómetros por día y llegar a su destino con exactitud asombrosa. No obstante, aun las mejores mensajeras pueden a veces desorientarse y no regresar nunca a su punto de partida. Esto sucedió en Inglaterra, cuando unas veinte mil aves (cuyo valor era de más de seiscientos mil dólares) nunca regresaron a sus palomares. La razón de ello todavía es desconocida.
La mayoría de nosotros hemos estado desorientados o perdidos. Eso nos llenó de temor y de ansiedad; y también pudo llevarnos al pánico.
Lo mismo ocurre en el ámbito espiritual. Aun después de aceptar a Cristo, podemos perdernos o, incluso, desorientarnos hasta el punto de no retornar a Dios.
Sin embargo, la buena noticia es que Dios no nos ha dejado solos. Nos ha dado un mapa del camino de la fe, como se revela en el evangelio, y ese sendero incluye la Ley. Muchos separan la Ley del evangelio; y algunos hasta los ven contradictorios. Esta percepción es equivocada y puede tener consecuencias trágicas. Sin la Ley, no tendríamos evangelio. Es difícil comprender el evangelio sin la Ley
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