¿Podemos salirnos de los patrones disfuncionales y edificar relaciones sanas?
Las familias son diferentes unas de otras. Varían en características, composición y posición. En la Biblia encontramos todo tipo de familias, algunas de ellas disfuncionales, y otras mucho más sanas. Podemos aprender
mucho estudiando las familias de la Biblia. Una familia tradicional Isaac pertenecía a una familia perfectamente tradicional, formada por un padre, una madre y dos hijos. Tenían unos buenos ingresos y, como todo el mundo, sus alegrías y sus tristezas. Reconocemos en esta familia tanto su unión como sus momentos de separación; sus oportunidades de juego amistoso y sus ocasiones de conflicto celoso. Isaac y Rebeca empezaron su matrimonio con amor y decisión. Aunque era un enlace pactado, Isaac amó a Rebeca desde el comienzo. Después de nacer los hijos, sin embargo, cada uno mostró preferencia por un hijo distinto, y esto abrió lentamente una brecha entre ellos. Cuando llegó el momento de bendicir al primogénito, Isaac no lo comentó con Rebeca, y ésta recurrió a escuchar a hurtadillas y a utilizar el engaño para desviar la bendición hacia su preferido. ¿Qué pasó después,
cuando Isaac y Rebeca quedaron a solas? ¿Pudieron recuperar una relación estrecha y respetuosa? No lo sabemos.
Una familia con problemas
Cuando analizamos la familia de Moisés, vemos una familia que se enfrentaba a asuntos complicados: decisiones forzadas, ruptura y circunstancias desesperadas que únicamente Dios podía controlar. La suya era una familia pobre, de esclavos. Antes de que naciese Moisés, el matrimonio ya tenía dos hijos, y estaba la orden de Faraón de seguir una estricta planificación familiar o atenerse a las consecuencias.
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mucho estudiando las familias de la Biblia. Una familia tradicional Isaac pertenecía a una familia perfectamente tradicional, formada por un padre, una madre y dos hijos. Tenían unos buenos ingresos y, como todo el mundo, sus alegrías y sus tristezas. Reconocemos en esta familia tanto su unión como sus momentos de separación; sus oportunidades de juego amistoso y sus ocasiones de conflicto celoso. Isaac y Rebeca empezaron su matrimonio con amor y decisión. Aunque era un enlace pactado, Isaac amó a Rebeca desde el comienzo. Después de nacer los hijos, sin embargo, cada uno mostró preferencia por un hijo distinto, y esto abrió lentamente una brecha entre ellos. Cuando llegó el momento de bendicir al primogénito, Isaac no lo comentó con Rebeca, y ésta recurrió a escuchar a hurtadillas y a utilizar el engaño para desviar la bendición hacia su preferido. ¿Qué pasó después,
cuando Isaac y Rebeca quedaron a solas? ¿Pudieron recuperar una relación estrecha y respetuosa? No lo sabemos.
Una familia con problemas
Cuando analizamos la familia de Moisés, vemos una familia que se enfrentaba a asuntos complicados: decisiones forzadas, ruptura y circunstancias desesperadas que únicamente Dios podía controlar. La suya era una familia pobre, de esclavos. Antes de que naciese Moisés, el matrimonio ya tenía dos hijos, y estaba la orden de Faraón de seguir una estricta planificación familiar o atenerse a las consecuencias.
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