La experiencia y la revelación son medios por los que los cristianos obtienen conocimiento. La experiencia conduce al conocimiento a través de la razón, en un proceso de descubrimiento. Tendemos a aceptar la razón como verdadera cuando podemos confirmarla con experiencias adicionales.
La revelación, por otra parte, puede proporcionarnos conocimientos más allá de nuestra capacidad de descubrir, relacionados a asuntos fuera del alcance de nuestra experiencia. No siempre podemos probar revelaciones por la experiencia. En lugar de ello, nuestra evaluación de la revelación depende de nuestra evaluación respecto a la confiabilidad de la fuente de la revelación.
Este análisis requiere el uso de la razón, probando que ésta es indispensable incluso para recibir la revelación. La aceptación de la revelación como verdad se basa en la confianza en el Revelador: una condición llamada fe. El cristiano considera a ambas, como regalos de Dios.
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